Cuando amanece.
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Cuando amanece.
La universidad. Siempre había creido lo típico que te enseñan en las peliculas y en series de televisión, todo el dia de fiesta en fiesta, saltandote clases y sacando buenas notas sin esforzarte lo más mínimo. Pero no es así, el primer dia llegé a un mundo completamente desconocido, no conicia a nadie, todo persona me resultaba extraña, pero al final acabas acostumbrandote e incluso llegas a conocer a mucha gente, pero aun así siguen siendo completos desconocidos. En algo si tuve suerte o eso creia yo; pude hospedarme en un piso de estudiantes con un compañero, pero, claro, debía pagarmelo yo.
Llevar una vida de universitario y encima viviendo fuera de casa es bastante costoso, en sentido econonómico. Tenía un trabajo en un pequeño bar del centro de la ciudad, cerca de mi piso. El bar solía tener una clientela habitual además el dueño del bar, mi jefe, era una persona con la que salias con una sonrisa tras conversar con él. Cada tarde iba a trabajar desde las cuatro de la tarde o quizás fuera un poco más tarde, no recuerdo, pero terminaba sobre la madrugada. Y fué en un dia de lo más corriente donde todo comenzó.
Eran las doce del media dia cuando mi movil sonó, miré el movil y me percaté de que hora era, había perdido casi todas las clases por lo que suspiré profundamente, me levanté de la cama y me dispuse a "desayunar" hasta que mi movil me interrumpió, mi hermano me llamaba.
- ¿Que tal "soap"? ¿Como fué tu noche de estudios? - Bromeó mi hermano.
- Deja de decirme "soap". - Reí
- ¡Venga ya! Tu accidente con el jabón fue muy bueno, creo que aun se acuerda todo el instituto. - Su risa se pronunció aun más
- No es gracioso que te pongan de mote la marca de una pastilla de jabón solo por que te resbalaras, además, fuistes tu el que dejo tirada la pastilla de jabón en medio de las duchas de los chicos, fue tu culpa claramente. - Seguí con riendo.
- Bueno dejemos las tonterias, aparte de saltarte las clases, ¿Vas a hacer algo más hoy? - Preguntó.
- Pues trabajar, ¡No vivo del aire como tú, Nick!
- Es bueno saber eso, pues entonces nada, ya hablamos en otra ocasión hermanito. - Se despidió mientras reia.
Colgé el movil y terminé de tomar mi desayuno para salir de mi casa. Eran las tres y media de la tarde, así que decidí ir temprano a trabajar. El bar se situaba en una calle poco concurrida del centro, no todos los comercios tiene por que tener mucha clientela, mi jefe era la tipica imágen de mesonero; gordito y un poco calvo además de ser una persona muy alegre.
Llegé al bar, abrí la puerta, dentro solo habían dos jovenes de unos 18 años en una mesa que leían un periodico mientras reian y en la mesa contigua había un anciano bastante mayor tomando un café.
- Buenas tarde Thomas, Veo que hoy vamos a tener el dia tranquilo ¿no? - Dije a mi jefe.
- Que temprano vienes hoy ¿No te habrás saltado las clases no? - Dijo en tono humorístico.
- ¿Tu también con eso? - Me indigné
- ¡Era broma! - Sonrió
- Mi maldito movil hace lo que le da la gana, necesito renovarlo pero bueno eso será en otro momento, ahora me toca fregar platos.
Me metí detras de la barra, comenzé a fregar, la tarde comenzó a pasar lentamente, pero una serie de acontecimientos rompió aquella tranquilidad. En la tele estaban echando un partido de fútbol todo un clásico, pero sin ningun aviso saltaron las noticas. Una reportera informaba de una serie de acontecimientos violentos que estaban ocurriendo a las afueras de la ciudad y que el caos se había apoderado de los pueblos colindantes.
- Típico movimiento de indignados - Sonrió.
Las noticias siguieron avanzando sin que ninguno de los presentes le prestara la menor atención. Se empezó a hacer de noche, era invierno por lo que la noche caía muy temprano, el anciano no se movió ni un ápice, solo para pedir otro café y uno de los jovenes se había ido mientras el otro se quedó alli esperando a alguien.
Más tarde un hombre comenzó a golpear la puerta, con la cabeza. Le daba cabezazos a la puerta hasta que Thomas se decidió y fué en su busca, le abrió la puerta (la cual no estaba cerrada con llave ni mucho menos).
El hombre entró por la puerta dejando ver su harapienta ropa además de su estado deplorable ya que parecía que le habían pegado una brutal paliza, sangraba por muchos sitios. Thomas se acercó un poco para ver si necesitaba ayuda pero el misterioso hombre le respondió tirandose encima de él y mordiendole un brazo. Fuí a socorrerlo, le propiné una patada a aquel hombre que hizo que cayera de bruces contra el suelo.
- ¿Que tal Thomas, te ha hecho mucho daño? - Le puse la mano en el hombro
- No, no es gran cosa, solo un poco de sangre. ¿Pero que se le pasa a la gente de hoy en dia por la cabeza? No puedes entrar en cualquier sitio y ponerte a dar bocados.
Aquel hombre seguía en el suelo, parecía no poder reincorporarse, entonces las noticas pero esta vez dieron una noticia aún mas siniestra; lo muertos estaban volviendo a la vida, atacaban a todo ser humano y los que quedaban infectados se convertian en muertos andantes, el presentador de las noticas aseguró que el gobierno estaba trabajando en aquel asunto y mientras tanto los ciudadanos no debían salir a la calle bajo ningun concepto.
Miré preocupado a Thomas que se dolía del mordisco mientras que al mismo tiempo el otro joven que había salido volvió.
- ¡Hay dos cosas de esas al final de la calle y por la otra punta me venían siguiendo varios más, estamos perdidos!
Miré a mi alrededor, el horror se reflejaba en la cara del joven que había estado allí toda la tarde, mientras que el anciano se limitaba a agachar la cabeza, como si un acto de redención se tratara. Mierda, pensé. Cogí el telefono a toda prisa, marqué el número de mi novia pero como solia ser normal estaba fuera de cobertura... Malditos móviles.
Llevar una vida de universitario y encima viviendo fuera de casa es bastante costoso, en sentido econonómico. Tenía un trabajo en un pequeño bar del centro de la ciudad, cerca de mi piso. El bar solía tener una clientela habitual además el dueño del bar, mi jefe, era una persona con la que salias con una sonrisa tras conversar con él. Cada tarde iba a trabajar desde las cuatro de la tarde o quizás fuera un poco más tarde, no recuerdo, pero terminaba sobre la madrugada. Y fué en un dia de lo más corriente donde todo comenzó.
Eran las doce del media dia cuando mi movil sonó, miré el movil y me percaté de que hora era, había perdido casi todas las clases por lo que suspiré profundamente, me levanté de la cama y me dispuse a "desayunar" hasta que mi movil me interrumpió, mi hermano me llamaba.
- ¿Que tal "soap"? ¿Como fué tu noche de estudios? - Bromeó mi hermano.
- Deja de decirme "soap". - Reí
- ¡Venga ya! Tu accidente con el jabón fue muy bueno, creo que aun se acuerda todo el instituto. - Su risa se pronunció aun más
- No es gracioso que te pongan de mote la marca de una pastilla de jabón solo por que te resbalaras, además, fuistes tu el que dejo tirada la pastilla de jabón en medio de las duchas de los chicos, fue tu culpa claramente. - Seguí con riendo.
- Bueno dejemos las tonterias, aparte de saltarte las clases, ¿Vas a hacer algo más hoy? - Preguntó.
- Pues trabajar, ¡No vivo del aire como tú, Nick!
- Es bueno saber eso, pues entonces nada, ya hablamos en otra ocasión hermanito. - Se despidió mientras reia.
Colgé el movil y terminé de tomar mi desayuno para salir de mi casa. Eran las tres y media de la tarde, así que decidí ir temprano a trabajar. El bar se situaba en una calle poco concurrida del centro, no todos los comercios tiene por que tener mucha clientela, mi jefe era la tipica imágen de mesonero; gordito y un poco calvo además de ser una persona muy alegre.
Llegé al bar, abrí la puerta, dentro solo habían dos jovenes de unos 18 años en una mesa que leían un periodico mientras reian y en la mesa contigua había un anciano bastante mayor tomando un café.
- Buenas tarde Thomas, Veo que hoy vamos a tener el dia tranquilo ¿no? - Dije a mi jefe.
- Que temprano vienes hoy ¿No te habrás saltado las clases no? - Dijo en tono humorístico.
- ¿Tu también con eso? - Me indigné
- ¡Era broma! - Sonrió
- Mi maldito movil hace lo que le da la gana, necesito renovarlo pero bueno eso será en otro momento, ahora me toca fregar platos.
Me metí detras de la barra, comenzé a fregar, la tarde comenzó a pasar lentamente, pero una serie de acontecimientos rompió aquella tranquilidad. En la tele estaban echando un partido de fútbol todo un clásico, pero sin ningun aviso saltaron las noticas. Una reportera informaba de una serie de acontecimientos violentos que estaban ocurriendo a las afueras de la ciudad y que el caos se había apoderado de los pueblos colindantes.
- Típico movimiento de indignados - Sonrió.
Las noticias siguieron avanzando sin que ninguno de los presentes le prestara la menor atención. Se empezó a hacer de noche, era invierno por lo que la noche caía muy temprano, el anciano no se movió ni un ápice, solo para pedir otro café y uno de los jovenes se había ido mientras el otro se quedó alli esperando a alguien.
Más tarde un hombre comenzó a golpear la puerta, con la cabeza. Le daba cabezazos a la puerta hasta que Thomas se decidió y fué en su busca, le abrió la puerta (la cual no estaba cerrada con llave ni mucho menos).
El hombre entró por la puerta dejando ver su harapienta ropa además de su estado deplorable ya que parecía que le habían pegado una brutal paliza, sangraba por muchos sitios. Thomas se acercó un poco para ver si necesitaba ayuda pero el misterioso hombre le respondió tirandose encima de él y mordiendole un brazo. Fuí a socorrerlo, le propiné una patada a aquel hombre que hizo que cayera de bruces contra el suelo.
- ¿Que tal Thomas, te ha hecho mucho daño? - Le puse la mano en el hombro
- No, no es gran cosa, solo un poco de sangre. ¿Pero que se le pasa a la gente de hoy en dia por la cabeza? No puedes entrar en cualquier sitio y ponerte a dar bocados.
Aquel hombre seguía en el suelo, parecía no poder reincorporarse, entonces las noticas pero esta vez dieron una noticia aún mas siniestra; lo muertos estaban volviendo a la vida, atacaban a todo ser humano y los que quedaban infectados se convertian en muertos andantes, el presentador de las noticas aseguró que el gobierno estaba trabajando en aquel asunto y mientras tanto los ciudadanos no debían salir a la calle bajo ningun concepto.
Miré preocupado a Thomas que se dolía del mordisco mientras que al mismo tiempo el otro joven que había salido volvió.
- ¡Hay dos cosas de esas al final de la calle y por la otra punta me venían siguiendo varios más, estamos perdidos!
Miré a mi alrededor, el horror se reflejaba en la cara del joven que había estado allí toda la tarde, mientras que el anciano se limitaba a agachar la cabeza, como si un acto de redención se tratara. Mierda, pensé. Cogí el telefono a toda prisa, marqué el número de mi novia pero como solia ser normal estaba fuera de cobertura... Malditos móviles.
Mess- ROLERO
- Mensajes : 170
Fecha de inscripción : 23/10/2010
Re: Cuando amanece.
Buen relato de zombies, mess. Me gusta el ambiente y su sencillez para leerlo, quizas el final fue un poco apresurado pero no esta mal. Te sigo
Ginriu- GM
- Mensajes : 389
Fecha de inscripción : 25/07/2010
Edad : 31
Localización : Canarias...creo
Re: Cuando amanece.
Un relato de zombies desde la sencillez de un adolescente y con su mismo lenguaje me gusta.
yeztli- GM
- Mensajes : 251
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Localización : Pues aquí
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